Waffa Mousa: Un ejemplo del coraje de los cristianos en Irak

En medio de la persecución y la pérdida, Waffa Mousa, una cristiana iraquí, encarna la fortaleza y esperanza de los cristianos que se niegan a rendirse
Waffa Mousa, durante una celebración religiosa.

La fe ha sido el refugio para los cristianos de Irak desde que el país se tiñera de violencia, de dolor y de persecución. La historia que vamos a relatar es la de Waffa Mousa, una joven cristiana iraquí, que lucha de forma incansable por preservar su identidad y su anhelo de un futuro de paz. Y, es que como explica desde su residencia en Karakosh, Irak, a Mundo Cristiano, mediante una conexión online, la fe es lo único que no le han podido arrebatar. En un país desgarrado por la guerra, la persecución y el dolor, Waffa y su familia han encontrado en Dios la fuerza para resistir.
La Llanura de Nínive es una región que por siglos ha sido el hogar de los cristianos, se ha vaciado en los últimos años. La violencia de la guerra y la irrupción de Estado Islámico en 2014 provocaron una migración masiva que, para muchos, fue el único medio de sobrevivir. “Nos vimos obligados a huir. La violencia era tan grande, el miedo tan profundo, que no había otra opción,” señala Waffa.
“Desde el 2003, hemos visto cómo nuestras familias abandonan el país, buscando paz y libertad para criar a sus hijos. Y el éxodo continúa.”

Comunidad católica en Karakosh.
Comunidad católica en Karakosh.


Para Waffa, cada familia que se va es una herida que se abre. “Perdemos parte de nuestra identidad cada vez que alguien emigra. Pero sé que ellos también buscan algo que aquí no pueden tener: un futuro sin miedo”, afirma con un tono de tristeza en su voz.

Sin ayudas

Waffa recuerda con mucha tristeza los años más oscuros de su vida, cuando la guerra azotó su hogar y el apoyo que recibieron del gobierno y de algunas organizaciones internacionales fue una gota en el océano frente a las grandes pérdidas que habían sufrido. “Sí, hubo algo de ayuda,” dice Waffa, “pero, ¿cómo podría comparar eso con lo que hemos perdido? Hemos perdido nuestras casas, nuestras propiedades, nuestros coches y hasta nuestras vidas. Muchos de nosotros seguimos sin trabajo, buscando una forma de vivir con dignidad en nuestra propia tierra, pero las oportunidades son pocas y el dolor, mucho”.

Iglesia en Irak.
Iglesia en Irak.


La joven lamenta que mientras algunos intentan reconstruir sus vidas, muchos otros aún vagan en la incertidumbre, en un país que parece haber olvidado su sufrimiento. Sin embargo, asegura que, a pesar de las dificultades, su fe le ha dado la fuerza necesaria para seguir adelante. “Nuestra fe nos da el valor para continuar. Aunque las ayudas no fueron suficientes, la fe nos sostiene,” afirma Waffa con determinación.
La inseguridad y el miedo todavía se apodera de Waffa y otros cristianos en Irak. “Es como si el país estuviera volviéndose cada vez más un estado religioso en el que los cristianos o los musulmanes seculares ya no encuentran su lugar,” explica. “La Constitución dice que todos somos iguales, pero en la realidad vivimos con discriminación, con miedo y con la certeza de que nuestros derechos se van reduciendo cada año”, insiste.
Waffa expresa una mezcla de frustración y resignación al hablar sobre su vida en Irak, pero su fe en Dios le impide rendirse por completo. “Es doloroso sentir que no puedes vivir en tu propio país, que tu hogar no es seguro para ti y tu familia. Aun así, confiamos en que Dios tiene un plan, incluso en medio de esta dificultad. Nos refugiamos en Él y nos fortalecemos con la esperanza de un cambio,” dice Waffa, aferrándose a una promesa de esperanza.

En Baghdeda

A pesar de la devastación que ha marcado su historia, en lugares como Baghdeda, donde iglesias, casas y centros comunitarios fueron destruidos, la esperanza resurge. Gracias al esfuerzo de la Iglesia y de organizaciones cristianas, muchas de estas edificaciones han sido restauradas y vuelven a brillar como un símbolo de resistencia. “Es hermoso ver nuestras iglesias reconstruidas, nuestros espacios restaurados. Nos sentimos más fuertes cuando nos reunimos en oración, cuando vemos que la fe sigue viva,” dice Waffa con orgullo.
Los domingos y días festivos se han convertido en un momento de unidad para los cristianos de Baghdeda, quienes acuden a las iglesias para practicar su fe y encomendarse a Dios. “A través de la oración, colocamos nuestras vidas en Sus manos, confiando en que Él nos protegerá,” comparte Waffa. Para ella, la fe en Dios es el refugio más seguro y la fortaleza que sostienen los cristianos.

Durante un encuentro de comunidades cristianas
Durante un encuentro de comunidades cristianas


“Queremos que el mundo sepa lo que hemos sufrido”, explica Waffa. “Hemos sido perseguidos, desplazados, amenazados con armas, nuestras casas han sido destruidas y nuestras esperanzas robadas. Muchos de los nuestros están ahora en otros países, o esperando en lugares como Jordania, Líbano y Turquía, anhelando una nueva oportunidad de vida”, subraya.
El testimonio de Waffa es un ruego y una advertencia. Pide al mundo que no se olvide de los cristianos iraquíes, que comprenda el dolor de una comunidad que ha enfrentado la injusticia y la opresión con una fe inquebrantable. “Hemos soportado mucho, y todavía seguimos de pie. La fe es nuestra luz en medio de tanta oscuridad,” afirma.

Un futuro en manos de Dios

Para Waffa Mousa, la fe es el lazo que une a su comunidad, el refugio en tiempos de sufrimiento y la promesa de un futuro mejor. Aunque su vida y la de los cristianos en Irak ha estado marcada por la persecución, Waffa confía en que su historia será escuchada y que algún día las generaciones futuras podrán vivir en paz en la tierra de sus ancestros.
“Dios está con nosotros”, afirma con convicción, “y mientras tengamos fe, no hemos perdido nada”.

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