“Prohíben rezar delante de centros abortistas porque somos eficaces; tienen miedo”

Entrevista a Lourdes Varela, de 40 Días por la Vida, para quien la defensa de la vida es una batalla, sobre todo, espiritual
Lourdes Varela, en Valladolid, en el congreso nacional de 40 Días por la Vida.

Son 24.853 los niños salvados del aborto desde 2007; 155 los centros de aborto cerrados; 263 los trabajadores de centros abortistas que se arrepienten y dejan su trabajo. Esta es la carta de presentación de la asociación 40 Días por la Vida a nivel mundial. Los datos se han dado a conocer en el III Congreso nacional celebrado en el santuario de la Gran Promesa de Valladolid. Poco después, el 25 de septiembre –y hasta el 3 de noviembre– se iniciaba una nueva campaña, en 16 ciudades españolas con 19 puntos de oración.
La mexicana Lourdes Varela, que trabajó durante años en la industria farmacéutica, es ahora la coordinadora de la organización para Iberoamérica. Ha explicado a Mundo Cristiano cuáles son sus desafíos.

—¿En qué se diferencia 40 Días por la Vida de otros movimientos de defensa de la vida?
—A diferencia de otros movimientos, nuestra asociación es abiertamente religiosa. Todas las personas tenemos en el interior la creencia en un Dios. En 40 Días por la Vida admitimos a todas las religiones. Todos son bienvenidos, aunque en Hispanoamérica hablamos de la religión católica porque la evangelización ha sido tan importante y tan fuerte que perdura quinientos años después.
Imagínate qué hicieron aquellos hombres que fueron a un continente nuevo a hablar otro idioma totalmente diferente, otras costumbres, otro todo. Los indígenas sacrificaban a la gente, les sacaban el corazón. Es lo mismo que vemos ahorita con los bebés. Les sacan el corazón y lo venden, les despedazan las extremidades y las venden, el cerebro y lo venden. Y nosotros tenemos esa misma misión de evangelizar.
—Uno de los temas ha sido la represión a quienes rezan delante de centros abortistas. ¿Cómo ven esas leyes?
—Significa que somos eficaces. Y que tienen miedo. Porque eso es miedo. A ver, ¿qué sentido tiene?
A veces pasamos fotos con diez o veinte voluntarios, pero por lo común solo nos juntamos una, dos, tres personas a rezar. Con nuestro cartelito y nuestro rosario nos vemos solos. Pequeños, vulnerables. Pasan y nos insultan y pareciera que no sucede nada. Pero si mirásemos con ojos divinos, veríamos toda una batalla celestial alrededor de esa personita rezando así con un rosario, tenga la edad que tenga.
Pueden llegar a verse solos, pero realmente es una batalla celestial. Y en esa batalla celestial, aquel que apoya el aborto no lo haría si no tuviera una influencia del demonio directamente. ¿Por qué sería tan necesario matar al hijo de tus entrañas? No tiene lógica.
No es cuestión de yo crea que la vida comienza en la concepción. No, es la ciencia la que lo dice. Pero es que esto va más allá de un argumento científico o incluso ético. No es un tema de ciencia, ni social, ni de ética. Es un tema realmente espiritual. Y por eso 40 Días por la Vida lo aborda de esa manera, recibiendo a todas las confesiones y evangelizando a todo el mundo. Porque nuestra presencia evangeliza.
—Que les prohíban rezar prueba su éxito…
—Sí, claro. Las prohibiciones de rezar han sido en España, en Estados Unidos y en Reino Unido. No están muy extendidas en el mundo. Pero sí que es una batalla.
En Estados Unidos la batalla por la defensa de la vida comenzó en los años 70 y hasta el 2004 no se dieron cuenta de que hay que incluir a Dios. Y después de eso empieza la persecución hacia los que rezan. ¿Por qué en los cuarenta años anteriores no? Había gente realmente agresiva, con personas que insultaban, que vandalizaban centros de aborto. Era una locura.
Y 40 Días por la Vida dice: esto es un tema espiritual, abordémoslo así. A rezar.
Nuestro poder humano es limitado y frustrante. Sin embargo, cuando le decimos a Dios: “Tú eres el que dirige esta batalla, el Señor de los ejércitos”, entonces todo cambia.

Un grupo de 40 Días por la Vida en Málaga, con Lourdes y Nayeli, en el medio.


Con esta persecución estamos viendo los nervios que tienen. Antes no éramos enemigos, se burlaban de nosotros. Pero ahora están viendo una diferencia, están cambiando las leyes para intentar callar al viejito que está rezando con un rosario en un turno de oración o a la pareja de jóvenes, o a la señora de 85 años que estaba rezando y le quitan el cartel de 40 Días por la Vida. ¿Por qué se lían con una ancianita a quitarle un cartel si no supieran que lo que está haciendo realmente es salvar vidas, salvar almas y mover la conciencia indiferente de los transeúntes?
No cambiarían las leyes, no nos perseguirían si no fuéramos una amenaza real y una amenaza que está triunfando porque al final Cristo triunfó en la cruz.

Por el bebé y por la madre

—Los defensores de la vida se preocupan por el niño que va a nacer, pero, ¿y la madre?
—Cuando una chica sale y ha abortado, a los primeros que ve es a nosotros. Hay una chica que tenía 15 años, su mamá la llevó a abortar, aunque ella no quería. Tenía cinco meses de embarazo, y de gemelos. Tiempo después, pasó por una crisis post—aborto terrible, a punto de terminar su vida, y fue a una iglesia. ¿Por qué? Generalmente, las chicas que han pasado por un aborto no se sienten perdonadas o dignas de perdón, y no regresan a la Iglesia. No era católica. Luego explicaba que cuando iba a abortar había unas personas rezando. Nos dijo: “sé que ellos eran los únicos a los que les importaba la vida de mis gemelos”. Qué importante es para una madre saber que nos importan sus hijos. Después, pase lo que pase, ella debe saber que esa ayuda no venía de nosotros. A quien tiene que reconocer es el rostro misericordioso de Cristo.
Rezamos por un bebé en gestación, sí. Pero también para una madre que va a sufrir terriblemente el síndrome post-aborto. Y por el abortista. Cualquier trabajo es difícil. Imagínate el suyo. Nosotros confiamos en una fuerza superior, que es la de Dios. Sí estamos enfocados en la vida en el vientre, frente a los centros de aborto, pero la oración es para la conversión de todos. Y si todos nos convertimos, se acaban los homicidios, la trata de personas, de niños, el narcotráfico, todo.
O sea, todo por la oración de unos pocos. Entonces, ¿vale o no vale la pena hacer un turno de oración?
—¿Cómo ayudan a esas madres que van a abortar?
—Los estudios demuestran que el aborto va más allá de las causas establecidas por la ley. Se empezó a justificarlos por malformación, violación, etc. Pero todas esas causales no cubren el uno por cien. La mujer aborta por presión social.
Por eso hay fundaciones que ayudan a las mujeres (en Estados Unidos incluso hay más fundaciones que ayudan a las mujeres que centros de aborto). Pero con todas esas instituciones de ayuda al embarazo no lográbamos realmente acabar o disminuir el aborto. La mayoría de las mujeres solamente necesitan saber que todo va a estar bien, que no necesitan matar a sus hijos para sobrevivir o que ese hijo no le va a quitar su vida, su carrera, etcétera.
Además, está el egoísmo: las parejas ya no son duraderas, el amor pareciera que ya no existe, entonces ellas no se sienten protegidas y se ven solas ante el mundo con ese niño. Nosotros les intentamos mostrar el rostro misericordioso de Cristo
Si necesitan ayuda social, económica, lo que sea, entonces las direccionamos a la fundación correspondiente. Trabajamos con otras asociaciones que son asistenciales, que ofrecen una atención especializada, una casa con comida, o capacitaciones, o bolsa de trabajo, ropita, etcétera.
—Trabajan en los cinco continentes. ¿Cuál es el país que más destaca en defensa de la vida, y por lo contrario?
—El país más provida en cuanto a las leyes es República Dominicana. Protegen la vida totalmente, no ha entrado el aborto ni en causales. Incluso cuando necesitan un cambio de Constitución, luchan hoy por no cambiarla y para evitar que eso pudiera cambiar. A mí me ha sorprendido mucho ver cómo son de provida. Cuando allí hacemos campaña y rezamos con los carteles de 40 días por la vida, la gente nos aplaude. Yo digo que en mi país, México, me escupen y aquí me aplauden.
Por otro lado, donde la cultura de la muerte del aborto más extendida está es en Colombia, que admite el aborto hasta los nueve meses y además, cuando una chica va a su cita prenatal, cuando ella no quiere abortar, el doctor está obligado a preguntarle si está segura de tener el niño.

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