Larrabide

Mi trabajo en una residencia universitaria de Pamplona es todo un privilegio. Tengo la posibilidad de estar en permanente contacto con jóvenes que no sólo pasan por la universidad (en este caso, la de Navarra), sino que buscan que la universidad “pase” por ellos.

Quieren crecer académicamente, claro. Pero buscan algo más: buscan crecer humanamente, acercarse a la verdad, la bondad y la belleza, y descubrir el sentido de su vida. Tienen grandes ilusiones, grandes metas; pretenden cambiar el mundo sirviendo a los demás. Y se forman para ello.

Esa formación no sólo se da en las aulas, sino en múltiples proyectos de residencias, colegios mayores, clubes… Hoy te quiero contar la iniciativa social de unas chicas, las del Club Universitario Larrabide.

Han puesto en marcha un proyecto que titulan “Voluntariado. Ciudad de México 2026”. Lo realizan con la Universidad Panamericana y Mapfre. Alguien puede pensar que esto es publicidad, pero es justicia. Es de bien nacidos ser agradecidos. El que quiera salir en la foto, que “se retrate”.

Desde mi residencia también hemos puesto algo más que un granito de arena en este proyecto social por el que se están desviviendo las universitarias. Porque merece la pena. Para ayudar, necesitan dinero. Y no sólo piden donativos: lo obtienen organizando fiestas, preparando meriendas, elaborando calendarios que piensan poner a la venta, y con un montón de ideas más que bullen en su cabeza.

Les falta dinero (insisto) y les sobra corazón. Rectifico: tienen un corazón enorme; eso nunca es demasiado. Allí están Paula, Cova, Priscila, Tere… y muchas más. Soñando con todo el bien que pueden hacer este próximo verano… con la ayuda de todos.

Me contaban algunos detalles de tan buena iniciativa el sábado pasado, mientras –algunas de ellas- acompañaban a nuestros residentes a Torreciudad. Les brillaban los ojos de ilusión. Seguro que, al llegar al santuario, le pidieron muchas cosas a la Virgen. Entre otras cosas, seguro que le pidieron por su proyecto y por las personas a las que van a ayudar. Ellas no pueden hacer más: están a Dios rogando y con el mazo dando…

Pero quizás tú y yo sí podamos hacer algo: por ellas y por todos quienes se van a beneficiar de su altruista labor.

Son el Club Universitario Larrabide. De Pamplona. Están localizables. Para que no te equivoques, si las buscas en internet, son uno de los clubes universitarios que desarrolla el programa PADU. Su web dice que PADU es un programa formativo que forma a las universitarias para que lleguen a ser líderes en todos los aspectos de su vida (personal, social, profesional), y logren influir en su entorno para mejorar el mundo.

¡Cuántos PADU necesitamos en España! ¡En el mundo! Se llamen así o como quieran llamarse. Con estudiantes que, desde la entrega, sean con otros y para otros. Jóvenes agrupados y concertados para cambiar el mundo. Personas que sonríen mientras sirven. Líderes que se dan a los demás sin buscar el beneficio propio.

Las chicas del Club Universitario Larrabide, en fin, son una bocanada de aire fresco, de esperanza. No son las únicas, por fortuna; pero hoy las he querido traer a colación porque necesitamos referentes de lo que se hace bien.

De noticias malas, o falsas, ya están llenos la mayoría de periódicos y telediarios. Pero en Mundo Cristiano, y en el mundo cristiano, tenemos que dar testimonio de Esperanza. Una esperanza con mayúscula y real que muestra cómo muchos, hijos del mismo Padre, trabajan con ilusión, coraje y alegría por hacer el bien a sus hermanos. Y especialmente, a los más necesitados.

De esto, saben mucho en la Universidad de Navarra, muchos de cuyos jóvenes se implican curso tras curso en proyectos de voluntariado dispersos por el mundo. Haciendo que su vida sea útil. Dejando huella. ¿Les ayudamos?

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