La, la, la

En 1968 yo tenía 33 años, puesto que había nacido en 1927. Estaba casado con una mujer muy hermosa con la que viví setenta años. En aquel año, el 1968, yo estaba hecho un lío. Había estudiado la carrera de abogado, que ejercí durante dieciséis años con bastante éxito, tuve un montón de hijos, nueve, y me dio por dejar de ser abogado y hacerme artista, no sabía si hacerme cantautor o escritor.
Y fue cuando ganó Eurovisión Massiel con su canción “La, la, la” que me pareció preciosa y muy bien hecha porque era una composición del Dúo Dinámico, por los que sentía gran admiración, y eso me animó a hacer yo lo mismo.
¿Por qué ganó “La, la, la” el premio de Eurovisión? Según un reportaje que acabo de ver en televisión porque doña Carmen, “la Collares”, se quejó a su marido, el dictador Francisco Franco, que ellos nunca ganaban el festival de Eurovisión, lo que consideraba un desdoro para el país y el Caudillo, que ya era viejecito, le dijo a su mujer: “No te preocupes que eso lo arreglo yo”. Y, efectivamente, reunió a una serie de artistas y les ordenó que ganasen el festival. En aquellos años era impensable que no se cumpliera una orden de Franco.
Acabo de ver un reportaje en televisión en el que se cuenta el proceso por el que se consiguió el triunfo y a mí me ha parecido que ese programa no lo habrá visto mucha gente, y he decidido recrearlo a mi estilo para que llegue a más público.
Mi impresión es que ganamos sobornando a otros países para que nos votasen. Igual es una impresión particular. Pero a estas alturas de la vida me da lo mismo inventarme una ficción. En principio estaba previsto que la cantase Serrat, pero se negó a representar a España si no le dejaban cantarla en catalán, y, por supuesto, Franco no estaba dispuesto a que no se cantase en español.
Tuvieron que recurrir a Massiel, que ya había tenido algunos éxitos y tenía una doble virtud: era joven y guapa, y no cantaba mal. La cantó con mucho gusto, luciendo las pantorrillas y ganó el festival.
La canción se convirtió en un éxito internacional. Se cantaba en todas partes y eso es lo que me animó a mí a intentar hacer lo mismo. Pero mi mujer, muy sensata, me vino a decir: “¿Tú eres tonto o qué?”.
Y yo tenía tanta confianza en ella que me di cuenta de que tenía razón y que lo que yo pretendía era una chifladura. Me resigné a ser escritor y no me ha ido mal. He vendido cuatro millones de ejemplares de mis noventa y un libros (se dice pronto), pero la canción del “La, la, la” se me quedó grabada y por eso me ha hecho tanta ilusión el reportaje que vi el otro día.
A Franco le gustó tanto la interpretación de Massiel y a “la Collares” más todavía y, conjuntamente, tomaron la decisión de darle la condecoración de Isabel la Católica. Pero lo curioso fue que la cantante se negó a aceptarla y a los que se la propusieron les dio una razón plausible.
Les vino a decir: “Franco está para morirse de un momento a otro y en cambio mi fotografía recibiendo el galardón del dictador durará por años sin fin, lo cual no me apetece nada porque Franco no me cae bien”.
Como a mí tampoco me cae bien, me pareció una postura muy coherente y mi cariño a Massiel se ha confirmado a través de los años.

Compartir:

Otros artículos de interés

Todavía

—¿Todavía conduces?No me hizo gracia la pregunta de Andrés, mi viejo cómplice pajarero. Me la soltó así, sin anestesia, hace tres o cuatro veranos en

La manzana

Siempre he visto condensado el devenir de los tiempos, la historia del hombre, en el diálogo entre la serpiente y Eva. Parco en palabras, pero

Entre pícaros y la pescadilla

Meses de búsqueda y, por fin, encontró un piso. Porque encontrar un piso al menos en Madrid, no es tarea fácil: “los pisos vuelan”, la