¿Cómo podemos ofrecer a nuestros hijos una formación católica? La falta de tiempo, de energía o incluso de conocimientos puede llevarnos a cierto abandono en este terreno. La Fundación Familia y Fe tiene como objetivo dar apoyo en la formación católica de las familias, ofreciendo de una forma innovadora contenidos trascendentales para un aprendizaje rico en conocimientos de pequeños y adultos. Javier Tourón, su vicepresidente, explica a Mundo Cristiano cómo funciona.
Javier Tourón, además de padre y abuelo, es Catedrático Emérito de la Universidad Internacional de La Rioja. Actualmente forma parte de la Fundación Familia y Fe, que responde a una preocupación por la eficacia de la catequesis y las carencias de las propias familias a la hora de educar en la fe a sus hijos.
—¿Cuál es el objetivo de la fundación?
—Se constituyó en enero de 2018 y es una respuesta a una preocupación que algunas personas teníamos sobre la catequesis. Por una parte, la formación doctrinal de las personas, de los padres y luego, como consecuencia, de los hijos. Por otra parte, también es una respuesta al ver las carencias que tienen las familias para educar en la fe, incluso las carencias de familias cristianas, creyentes y practicantes.
—¿Realmente necesitan las familias buscar un apoyo en la educación de fe en sus hijos?
—Nos hemos dado cuenta de que muchas veces la formación de las personas se queda en el catecismo que estudiaron para su primera Comunión y nada más. No hay unos canales eficaces, con una formación de contenido. La fe tiene un contenido doctrinal y un contenido teológico, que es bueno que cada uno pueda adquirir según su formación,
Una enseñanza para todos
—La formación que se da, ¿está dedicada exclusivamente a las familias?
—Está dedicado a todas las personas que quieran formarse en la parte de contenido de la fe católica. Nos dirigimos a matrimonios jóvenes, a novios, a abuelos, padres que tengan más o menos hijos, etc.
Es importante recordar que la fe se vive en un contexto sociológico, cultural, político, etc. determinado. Quiere decir que hay muchas cosas que no son propiamente la fe, pero que la fe las ilumina o que las implica de alguna manera y son la base sobre la que hay que construir una base humana sólida. Creemos que las personas debemos tener capacidad de discernir sobre las posibilidades de la educación de la fe en la sociedad actual, pero también saber defender la fe de las amenazas y de las corrientes ideológicas que muchas veces lo que contribuyen es a la desacralización total de la sociedad.
Por esto tenemos que ir acomodándonos también y acomodando el modo de vivir la fe y de profundizar en ella en el mundo en el que estamos. No fuera de él. Se procura atender a todos aquellos otros aspectos, digamos educativos, sobre los cuales se debe cimentar el crecimiento de la fe. Y, por tanto, nos dirigimos a todo tipo de público. De hecho, por ejemplo, hay cursos sobre el amor, en concreto, para parejas de jóvenes recién casadas, parejas de novios, etcétera.
—Además de las facilidades que se dan, como que sea asequible económicamente para las familias, ¿qué es lo que diferencia esta formación que da la fundación a un catecismo que se podría dar en un colegio, en un curso de matrimonios, de la diócesis…?
—Lo que hacemos es utilizar una metodología propia de la enseñanza online, donde se utilizan recursos multimedia. Además, se procura que el aprendizaje sea activo. Ponemos a las personas frente a actividades prácticas que tienen que realizar, cuestionarios que tienen que responder, preguntas que tienen que plantearse…
No incluimos el esquema del somnífero por vía auditiva, o del busto parlante de un señor que explica y otro que supuestamente se está enterando de lo que oye, sino que lo que hacemos es poner el aprendizaje en manos del aprendiz. Yo te propongo un pequeño vídeo o un pequeño texto de algunas preguntas para que evalúes, depende de ti. Nosotros procuramos seguir una metodología activa, pero al que activamos es al que aprende, porque claro, cada persona aprende a una velocidad distinta y con una profundidad distinta.
Esta formación puede ser un enfoque diferente a lo que ocurre en un colegio, o en una parroquia, puede ser complementario. Pero, sobre todo, lo que es, es que yo puedo implicarme personalmente en mi proceso de aprendizaje, en mi casa, a la hora que quiero, el día que puedo, etcétera. Es una formación online. Eso quiere decir que, de alguna manera, nos desligamos del tiempo y del espacio, es decir, de un horario rígido que las personas pueden o no cumplir, evitamos la necesidad de desplazamiento de cualquier persona que puede enrolarse en un proceso de formación adaptado a sus posibilidades, a su nivel intelectual, a su formación y a su interés.
Vivir la fe en comunidad
—Al ser online, ¿no se pierde el poder compartir lo aprendido con otros?
—El aprendizaje no es un ejercicio de soledad, uno no aprende solo, necesita los apoyos de otros. Por eso nosotros tratamos de que en los programas haya periódicamente reuniones que pueden ser virtuales o presenciales. Serán presenciales cuando las posibilidades de los participantes lo permitan. Claro, si tú estás en Madrid y una señora está en California de reunión presencial, más bien poco. Pero en esos casos, las reuniones pueden ser virtuales. He hecho reuniones virtuales durante muchísimos años con muchísima gente y son perfectamente eficaces. De hecho, en la enseñanza online, esto es muy habitual.
Por tanto, la idea es: metodología online con materiales multimedia. Si estableces algún proceso de evaluación, algún vídeo, alguna actividad que hay que realizar, etcétera, se mantiene más activa la motivación para aprender.
Y luego, la ayuda de un tutor, que siempre facilita una cierta dinámica cuando ya se ha establecido un grupo que está en un curso concreto. Los participantes, a través de herramientas de chat, pueden compartir entre sí puntos de vista, pueden discutir cosas que estén estudiando, plantear problemas o preguntas que le hayan surgido en su propio proceso de aprendizaje, etcétera.
—¿Qué problemas se ven hoy en día, sobre todo en las familias, que dificultan dar una formación rica de fe a los hijos?
—Hay dificultades diversas. Uno, estamos en una sociedad absolutamente desacralizada cuando no hostil con cualquier planteamiento trascendente de la vida. Esto hace que algunas personas sucumban ante la influencia del ambiente y de las ideologías reinantes muchas veces anticristianas directamente.
Dos, los padres no tienen formación suficiente. No han estado enrolados en ningún esquema de formación más allá del catecismo o de la confirmación.
Esto significa que cuando las personas crecemos, de la misma manera que vamos cambiando de talla de ropa deberíamos ir cambiando de talla intelectual. Tres, los padres a veces tienen falta de tiempo.
Y por último, la influencia nefasta de la tecnología en su versión negativa que son las redes sociales, que invaden la vida, la privacidad y los espacios de diálogo y de comunicación entre padres e hijos. Hay muchísimos problemas que se derivan del uso abusivo o inadecuado de unas herramientas que en principio en sí mismas son neutras – es más, son buenas- sin embargo, en muchas ocasiones la tecnología se utiliza una manera perversa.
Me parece que la aventura más apasionante que tenemos como padres, es la educación de nuestros hijos, y no debemos dejar que las obligaciones profesionales, las ideologías reinantes o el mal uso de las tecnologías nos impidan realizar de la mejor forma posible nuestra tarea. La felicidadad de nuestros hijos depende, en gran medida, de ellos.