Fentanilo: la nueva pandemia

Un opioide cincuenta veces más potente que la heroína amenaza con expandirse por Europa y plantea retos en salud pública y prevención

Las imágenes de personas con aspecto de zombies tumbadas o en posturas inverosímiles en las calles de San Francisco o Los Ángeles han sacudido al mundo, y han cambiado el panorama de estas y otras tantas ciudades norteamericanas. En la última década, el fentanilo se ha convertido en una crisis de salud pública en Estados Unidos, con un impacto devastador que ya genera preocupación en España y Europa.
Este potente opioide, cincuenta veces más fuerte que la heroína y hasta cien veces más potente que la morfina, ha desencadenado una epidemia de sobredosis en Estados Unidos, con cifras alarmantes: más de setenta mil muertes al año. Sin embargo, en España, aunque su consumo se mantiene bajo control gracias a estrictas regulaciones sanitarias, los expertos insisten en la necesidad de mantenerse alerta.
El fentanilo fue desarrollado originalmente en 1960 como un potente analgésico para tratar el dolor agudo y crónico, especialmente en pacientes con cáncer avanzado. Su alta eficacia lo convirtió en un recurso invaluable en medicina, disponible en diversas presentaciones, como parches transdérmicos, tabletas y soluciones inyectables.
Sin embargo, su potencia también lo hace extremadamente peligroso cuando no se usa bajo estricta supervisión médica, debido al riesgo de sobredosis y dependencia.
El fentanilo que se consume ilegalmente en América del Norte procede básicamente de laboratorios clandestinos situados en México. Suele consumirse inhalado, y ha ido desplazando a la heroína. Se ha asociado con la epidemia de sobredosis recientes que sufren los EE.UU. y Canadá.
En la Unión Europea y en España, el mercado de la heroína (procedente básicamente de Afganistán) se mantiene. Aunque se está en alerta en este tema, no hay indicios de una presencia real del fentanilo en el mercado de drogas ilícitas en España.

Consumo bajo control

Según datos proporcionados por FAD Juventud a Mundo Cristiano, en España el uso de fentanilo ha crecido en los últimos años, pero principalmente bajo prescripción médica. Un 14% de quienes consumen analgésicos opioides han utilizado fentanilo alguna vez, lo que lo convierte en el tercer opioide más consumido después de la codeína y el tramadol. Este aumento se debe en gran medida a su uso para tratar dolores intensos, especialmente de origen oncológico, pero el acceso ilegal es todavía residual.
El Ministerio de Sanidad confirma también a Mundo Cristiano que en España no se ha detectado una presencia relevante de fentanilo en el mercado ilegal. De hecho, la mayoría de los casos de dependencia se relacionan con el uso prolongado de fármacos prescritos.
Desde su experiencia, Paula Martín-Borregón, médico de familia en el Centro de Salud Mendiguchía Carriche de Leganés (Madrid), destaca que aunque España no enfrenta un aumento significativo de dependencia al fentanilo como en otros países, la prescripción ha aumentado notablemente. Entre 2018 y 2022, el uso de fentanilo creció del 1,9% al 14%, situándose como el tercer opioide más utilizado, tras la codeína y el tramadol. Este incremento subraya la importancia de respetar las indicaciones aprobadas en las fichas técnicas y evitar prescripciones fuera de indicación, como ya alertó en 2018 la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

Riesgos

El fentanilo actúa sobre los receptores opioides del cerebro, aliviando el dolor, pero también provocando efectos secundarios graves. Entre ellos destacan la depresión respiratoria, confusión, somnolencia extrema y riesgo de sobredosis incluso en dosis muy pequeñas. Su rapidez de acción y potencia lo convierten en una sustancia de alto riesgo, especialmente en contextos no médicos.

Lecciones de Estados Unidos

En el mercado ilegal, el fentanilo suele mezclarse con otras sustancias, como la heroína o la cocaína, aumentando significativamente el peligro. Muchas personas desconocen que están consumiendo fentanilo, lo que incrementa el riesgo de sobredosis.
Un aspecto preocupante es su capacidad para generar adicción en un tiempo mucho más corto que otros opioides.
En Estados Unidos, el fentanilo se ha ganado el nombre de “droga zombi” debido a sus efectos devastadores. Su fácil acceso, combinado con un sistema de salud más permisivo, ha contribuido a una epidemia sin precedentes. La falta de regulación efectiva y la distribución de opioides en el mercado negro han sido factores determinantes en esta crisis.
En contraste, el enfoque español, con un sistema de salud público más controlado, ha permitido un manejo más eficaz del fentanilo. No obstante, las autoridades y expertos coinciden en que es esencial mantener las alertas activas para evitar que España siga la misma trayectoria. Aunque que desde FAD informan a Mundo Cristiano que en España, el 92% de los usuarios lo obtiene mediante prescripción médica, un 3% a través de amigos o familiares y un 4%, sin receta.

En España

Aunque la epidemia de fentanilo puede parecer principalmente un problema estadounidense, España ocupa el cuarto lugar en la OCDE en cuanto a consumo de esta droga, detrás de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido. Según el Informe Edades 2022, el consumo de opiáceos en España aumentó el último año un 0,6%, y el fentanilo, que antes era un opiáceo marginal, ahora es el tercer opiáceo más consumido (14%) después de la codeína y el tramadol.
El fentanilo se utiliza en España como analgésico para tratar dolores crónicos y severos, y se comercializa en forma de parches transdérmicos. Aunque es útil para el tratamiento del dolor, tiene inconvenientes como la dependencia y la tolerancia que genera.
Aunque el aumento en el consumo no es especialmente preocupante, su creciente prevalencia y potencial para la adicción y la tolerancia plantean preguntarse sobre la necesidad de una mayor vigilancia y control. La metodología de dispensación controlada y la educación continua sobre su uso adecuado pueden ser clave en la prevención de una posible “epidemia” de fentanilo en España.
En este sentido, Martín-Borregón insiste en que en España la estricta regulación del acceso al fentanilo dificulta su dependencia. Esto se ha conseguido gracias a la obligatoriedad de recetas estupefacientes, así como de un estricto control farmacéutico. El uso recreativo es menos frecuente precisamente por su escasa disponibilidad.
Precisamente, para prevenir una posible crisis, el Ministerio de Sanidad ha implementado un plan de control riguroso que incluye la regulación estricta de la prescripción de opioides como el fentanilo, programas de formación para profesionales sanitarios sobre el manejo adecuado de estos medicamentos y la monitorización constante del uso indebido y de la aparición de casos de dependencia o sobredosis.

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