Hace casi 31 años publiqué aquí un artículo con este mismo título. Acabo de leerlo y he comprendido que es preciso actualizarlo. Los tiempos cambian y una nueva generación de hispanos necesita pasarlo mal en vacaciones y quizá no sepan cómo. No os preocupéis, queridos ascetas del estío, para sufrir en verano y padecer en septiembre el consabido síndrome posvacacional, basta con que sigáis estos consejos:
- Huye. Únete a la multitud que abarrota las estaciones de tren y los aeropuertos y vete lejos; cuanto más lejos mejor. Hay zonas del Planeta que garantizan mil maravillosos percances: picaduras de insectos salvajes, infecciones intestinales, fracturas, esguinces, fiebres exóticas, diluvios torrenciales, envenenamientos. Y sudores climatizados, fríos o ardientes según la época.
- No pretendas descansar. Las vacaciones no son para eso. Hay que agotarse hasta la náusea. Los viajes de ida y de vuelta ayudan.
- Vayas donde vayas, embadúrnate con cremas presuntamente bronceadoras. Así no te asarás; te freirás. Y nadie querrá tocarte, porque darás asquito.
- Olvída la estética y viste como quieras. Lo importante es que te sientas cómodo. Te aconsejo un pantalón corto, sucio y desgarrado por lugares estratégicos. En otros tiempos los niños se ponían de largo a los 14 o 15 años. Ahora, a partir de los 50, hacemos el camino inverso para facilitar el aterrizaje de los mosquitos.
- No le niegues nada al cuerpo. Duerme, bebe, come, ronca, trasnocha, escupe y ráscate sin freno en público y en privado. La llamada “buena educación” queda derogada hasta nuevo aviso.
- No olvides el móvil. Esa pantallita te proporcionará horas de felicidad. No contemples a pelo la naturaleza ni el arte. Entre el paisaje y tú debe estar siempre el filtro de un IPhone o un Samsung último modelo desde el que podrás enviar fotografías que hagan morirse de envidia a tus allegados. Convéncete: más allá de la pantalla, nada es real. La vida y la belleza están en tu mano derecha. Según el CIS, unas vacaciones estándar deben producir un mínimo de 500 fotografías y 110 vídeos.
- Es posible que alguien te proponga hacer deporte (tenis, escalada, senderismo salvaje, marcha atlética…) Es lo que ocurre por salir con malas compañías. Sonríe y huye. El mejor deporte está en la tele. Que Alcaraz y Nico Wiliams suden por ti .
- Y cuando el crepúsculo dé paso al tenebroso manto de la noche, no mires a las estrellas; te confundirían con sus guiños de plata. Tú, a lo tuyo. Saca la tableta de la mochila y navega por Internet sin filtros ni restricciones. Te dejarás los ojos y la dignidad.
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Valgan estos asteriscos para pedir perdón a los cuatro lectores que aún me quedan, por si alguno se ha tomado en serio esta burda ironía. Lo cierto es que cada día de las vacaciones puede ser alegre, divertido y fecundo con tal de que el Señor os acompañe. Aunque no cambiéis de continente y os quedéis en el pueblo, siempre será posible…
Leer una gran novela, jugar al ajedrez con el abuelo y dejarle ganar, mirar a los pájaros y aprender sus nombres y sus costumbres; jugar al fútbol y parar un penalti; hacer una paella con conejo y hormigas; comer pan de pueblo y torreznos de Soria; descubrir el exótico mundo de las gallinas, enamorarte por segunda vez de tu cónyuge o por vez primera, quién sabe si para siempre; mirar a los ojos de los que siempre han estado a tu lado; hablar con Dios por la mañana y por la noche; escuchar con atención a tu hermano pequeño; escribir un poema…