Olaizola, con las botas puestas

El columnista de "Mundo Cristiano", ya gravemente enfermo, se esforzó por entregar su artículo en vísperas de su fallecimiento
José Luis Olaizola, segundo por la izquierda, en el 50 aniversario de Mundo cristiano, en el palacio de Comunicaciones de Madrid.

José Luis Olaizola Sarria, grande como escritor y más grande aún como persona, falleció el 2 de junio, a los 97 años. Padre de 9 hijos, abuelo de 21 y bisabuelo de 7, hasta el último momento quiso cumplir con su columna mensual en Mundo Cristiano, que mantenía desde hace más de 30 años.

Olaizola hacía tiempo que no salía de casa más que prácticamente para ir a Misa, en silla de ruedas. Pero desde hace quince días su situación se había vuelto muy grave. Ignorando esas circunstancias, como director de Mundo Cristiano le escribí la semana pasada porque no habíamos recibido su artículo. Una cita con sus lectores a la que nunca había faltado desde hacía décadas. Al día siguiente yo tenía su artículo por correo electrónico. la que ha sido su última columna.

Y es que, tras recibir el correo electrónico, José Luis había querido cumplir con su obligación. Con buena lógica, una de sus hijas le dijo: «Papá, no hace falta que mueras con las botas puestas». Pero él respondió: «Calla, esta noche he tenido una idea de artículo. No protestes y escribe lo que te dicte». Olaizola siempre, siempre, hasta este último artículo, había escrito personalmente sus textos. Este lo dictó de corrido, con puntos y comas. Y preguntó por la extensión, para ver si llenaba el espacio adecuado. Y sí, alcanzaba la extensión mínima.

Hay que tener en cuenta que en esos últimos días, en los que José Luis padeció dolores y desgaste físico por la enfermedad, hablaba poco, pues le costaba hasta saludar, por el esfuerzo que suponía. Pues bien, aun así, quiso cumplir hasta el final. -«¿Por qué no dejas de escribir ya, con el esfuerzo que te supone?», le había preguntado alguna vez una de sus hijas, la que con cariño le ayudaba a corregir los textos. Y es que él quería seguir con su pluma contribuyendo a difundir una visión cristiana de la vida y, además, comentando la labor de la ONG fundada por él, «Somos Uno», que ha ayudado a miles de niñas a salir de la prostitución en Tailandia.

Católico coherente, miembro del Opus Dei, escritor de éxito, trabajador, con buen humor y sentido común, deportista y galante, generoso, gran padre de familia y esposo fiel, Olaizola ha dejado huella en quienes le trataron. Un ejemplo de vida con la espectacularidad de lo ordinario.

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